Las colisiones por las que mueren las aves son de tres tipos: contra los tendidos eléctricos, contra los cristales y contra los aerogeneradores.

En zonas urbanas, el choque de aves contra los cristales es una de las mayores amenazas para su conservación. Las aves no son capaces de detectar algunas infraestructuras construidas con cristales debido a su transparencia o a su elevado grado de reflexión del cielo y/o árboles. Es la segunda causa de muerte de aves silvestres en todo el mundo. Una buena solución para evitar estos choques son los adhesivos en los cristales.

 

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En los últimos años la industria de la generación de energía eólica ha crecido en España. A pesar de ser una energía renovable, causa una gran mortalidad entre las aves. Los parques eólicos mal ubicados provocan que muchas aves no puedan esquivar las aspas por el fuerte viento que se produce y terminen colisionando contra ellas. Durante el periodo migratorio, entre agosto y finales de noviembre, este fenómeno se intensifica por el paso de miles de aves por zonas llenas de aerogeneradores.